¿Qué podemos pensar los mexicanos después de haber visto tres partidos, sólo tres de los muchos otros que hay alrededor del mundo, me refiero al México vs. Venezuela; Estados Unidos vs. Brasil y México vs Guatemala? Todos los narradores se llenan la boca advirtiendo y recordando lo cercano que está el 12 de agosto, fecha del enfrentamiento entre México y Estados Unidos en el Estadio Azteca partido que, de perderse, pondría "en riesgo la calificación al Mundial de Sudáfrica". Sí, esto lo hemos escuchado todos una y otra vez hasta el hartazgo, pero de verdad, qué pasaría si México perdiera.
Hace algunas décadas México no fue a un Mundial, España '82, cuando perdió ante El Salvador en Haiti en una eliminatoria más que sencilla. El área de CONCACAF jamás ha sido muy difícil. No obstante y pese a contar con jugadores que en su tiempo se consideraron muy valiosos e incluso como una de las generaciones más valiosas de futbolistas de la historia de México, no pudieron clasificar. Lo mismo ocurrió para el Mundial de Italia '90, claro, bajo diferentes circunstancias. El caso de los cachirules puso a México en graves aprietos y gracias a las influencias de Guillermo Cañedo y compañía el castigo no se hizo aún más grande.
Sin duda alguna en ambas ocasiones México perdió algo más que dinero, además se cayó en calidad y en respetabilidad que, aun cuando pueda sonar ridículo, es muy importante al momento de jugar futbol. ¿qué es de la Selección Mexicana si ya cuando se enfrenta a Costa Rica, Honduras o al inocente Barbados ya no se nos tiene "respeto"? Es decir, ya no se teme al "buen" futbol de México, o a su calidad o valor, o a cualquiera de los valores que se le puedan asignar al rol de líder del que gozaba México, en este caso, de la zona de futbol de la que dependemos.
Por ejemplo, hasta hace unos meses la clasificación para Sudáfrica en la CONMEBOL (la zona sudamericana) estaba totalmente diferente a como la tradición lo dictaría, Paraguay era el primer lugar, Brasil y Argentina rondaban el tercer y cuarto lugar. Esto sorprendió a muchos, y, sobretodo, presionó a las dos selecciones históricamente lideres a luchar por mejor futbol. Hoy, Brasil ya es líder de la clasificación.
Pero volvamos al caso nacional. La generación de jugadores mexicanos que están disputando la clasificación a Sudáfrica es más que excepcional, tenemos más jugadores jugando en las mejores ligas de Europa que nunca antes, en buenos y competitivos equipos; sin embargo, esta calidad no se refleja en el juego de conjunto, ¿por qué?
Bueno, no soy Nostradamus ni veo el futuro de ninguna forma (a pesar de los numerosos deja vú que me aquejan) Pero todo parece indicar que es un problema relacionado con Octavio Paz y Samuel Ramos. Me explico. Ambos autores, reflexionaron sobre la "naturaleza del mexicano", su esencia y ahondaron en los valores que nos pueden constituir. Varios de sus resultados son más que conocidos: la importancia de la Madre, la retinencia del mexicano a dejar que su hombría sea vapuleada, pero además reconocieron en el carácter del mexicano el miedo a tener que demostrar, a estar obligados a dar lo mejor de sí, como si cada vez que llegaran a "la hora buena", no fueran capaces de salir avantes y fallaran. Si bien no estoy de acuerdo con muchas de sus conclusiones es evidente este temor del mexicano, más allá del llamado síndrome del jamaicón, el futbolista mexicano en particular es digno representante de la nación por la que juega. Tienen miedo de no ser suficientes, cosa que se refleja en la valentía con la que van hacia adelante y sus dudas al momento de rematar para gol: pocos se atreven. Y es que ellos, quizá mejor que nosotros, saben que hay muchas más cosas en juego que un partido de futbol. Saben de los contratos, de la publicidad, de las primas y de la satisfacción, por si fuera poco, que darían a millones si ganaran.
No los eximo de su responsabilidad, pero ser jugador de selección debe de ser uno de los peores trabajos del mundo, al menos uno de los más estresantes.De cualquier modo estos hombres están más que embarcados con una tarea ardua: hacer un buen papel, en la Copa Oro, clasificar a Sudafrica y jugar bien todos los demás partidos que se les atraviesen, en pocas palabras: tienen que comenzar a hacer lo más parecido a un juego perfecto para que las criticas no comiencen a pavimentar su lenta caída al fracaso, no solo lenta sino dolorosa.
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