En el primer semestre de la carrera, nos dejaron como tarea leer un artículo de Carlo Ginzburg, historiador italiano reconocido por su obra El queso y los ratones. El artículo en cuestión lleva por titulo Indicios, en dicha lectura el autor se concentra en explicar cómo es que el historiador teje su narración, cómo busca sus datos, fuentes; las critica y, posteriormente, se dedica a estructurara un discurso lógico que explique los porqués, cómos y cuándo del tema a tratar.
Por algún motivo inexplicable recordé esta lectura al terminar de ver el partido de la selección de México contra Suecia. No se necesita ser un genio para notar, desde la llegada de Eriksson, cada uno de los indicios que conllevan a un futuro fracaso futbolístico. Otro, digo.
No se trata de ser pesimista, de darles "otra oportunidad" o, en todo caso, de esperar un milagro ante el primer rival del hexagonal -por cierto el más fuerte- ; mas bien se trata de leer cada resultado, cada entrevista que genera polémica y cada nueva convocatoria para darse cuenta que este equipo no va para ningún lado.
Contra un selección sueca que ni siquiera es la segunda de su país, sino la quinta o sexta, el conjunto mexicano jugo como si fueran un grupo de desconocidos, es decir, los errores mínimos, pero repetidos hasta el cansancio, en los pases, la mala coordinación para establecer paredes, para saber donde están tus compañeros y poder hacer fintas exitosas. Se trato de once mexicanos, naturalizados o no da lo mismo, que no sabían a qué jugaban. De modo que queda una pregunta: ¿Quién no sabe lo que hace: o Eriksson no sabe cómo coordinar tácitamente a su equipo, conjuntarlo y lograr que jueguen como equipo; o los jugadores son los que no le entienden a Eriksson? ¿O acaso son las dos? Si es está última la respuesta, se trata de una desgracia.
No caigamos en crisis, ese debe de ser el primer paso. Después, hay que tomar acciones, hay que permitir que la concentración de los seleccionados sea de más de una semana, que tengan la libertad de conocerse y saberse como juegan. Creo que por pensar tanto en el negocio se ha olvidado la base del futbol: se trata de un juego de conjunto. Esta es la base. SI no hay juego, diversión, innovación, no hay futbol, lo mismo si no hay conjunto.
Según Ginzburg, si uno utiliza e interpreta correctamente las fuentes, los datos, los indicios no mienten, se develan ante nosotros con gran facilidad. Si bien, el objetivo principal de Ginzburg es explicar cómo es que el historiadfor utiliza sus fuentes, he utlizado tal lectura para hacer notar cómo es que cada aficionado puede intrepretar los magros resultados de nuestra (en teoría) selección de futbol nacional. Espero que los indicios en este caso estén equivocados y que la selección mexicana no vaya irremediablemente al fracaso.