Llegué tarde, aun no comenzaba pero había mucha gente en las entradas, según La Jugada 70 mil personas asistieron. Después ubicar mi asiento, que con tanta propaganda creí que sería mejor, pero como siempre, mis expectativas eran demasiado altas. Si bien ya era de mi conocimiento que mi lugar estaría en la zona general, es desquiciado tratar de ubicar un lugar preciso en ese mar de gente.
No hay lugar como el Azteca. No es el estadio más bello, pero sí uno de los más emocionantes.
Saltó a la cancha el América primero, y se formó enseguida para hacer el "paseíllo" al Toluca.
Este es un tema más que platicado por los distintos medios de comunicación deportivos, pero creo que se les escapa un punto central: cómo nacen las tradiciones. En España se trata de una costumbre que cada vez que un equipo ha logrado el campeonato, cuando ya ningún otro equipo, aun ganando todos los partidos, pueda superarlo, el siguiente equipo al que se enfrenten les haga el paseíllo. Como no hay liguilla, o sea un torneo corto donde compiten los mejores del torneo (se supone), el paseíllo lo puede hacer cualquier equipo. Hace unos años tocó que el Barcelona se lo hiciera al Real Madrid en el Camp Nou. En ese entonces los aficionados del Barcelona le dieron la espalda al campo negándose a reconocer al campeón.
Pero resulta extraño los esforzados intentos de la directiva del América, Michel Bauer y los recién llegados, por instaurar esta "tradición". Si bien cuentan con el apoyo de Televisa y de la mayoría de las opiniones de los comentaristas de dicha empresa también son favorables a dicha acción, parece que los demás equipos no la apoyan, dejando al América como el único equipo que ha de ofrecer dicho acto de respeto.
Pero hay grandes diferencias, no tiene la solemnidad del español, los jugadores se prestan a los deseos de la directiva sin la mínima convicción, hecho que se notaba desde mi posición en la zona general.
Después del flojo homenaje, ambos equipos se reunieron en el centro de la cancha para saludar a los ahí presentes, abucheos y aplausos para cada uno de los dos equipos, según su turno.
Si bien se trata de actos meramente rituales, no cabe duda que, a excepción del paseíllo, la gente está acostumbrada a los actos "solemnes" del partido de futbol, la presentación, la foto, el saludo, hasta los árbitros calentando o vigilando la optima calidad de la cancha y las porterías, son parte del ritual de ir a ver futbol.
El partido se vive distinto a si se ve o si se está en el estadio, siempre lo he dicho. El calor estuvo presente todo el encuentro, y el gol tempranero de Santana sumió a la mayoría del estadio, aunque avivó a la Perra Brava, que asistió en gran número al Azteca.
Los goles, cuatro en el primer tiempo, el segundo tiempo y un final desangelado dejó un buen promedio para el equipo local que ya había acostumbrado a su afición a verlo jugar para perder. Si bien no ganó, tampoco perdió, hecho que no puede más que agradecérsele al América.
Sí, este es el primer partido de los diecisiete que jugará el América en este Clausura 2009, el primero de todos sus juegos como local que iré a ver, así que este tan sólo es el comienzo de la larga letanía que significa ir a ver un equipo al que no apoyas.
No hay lugar como el Azteca. No es el estadio más bello, pero sí uno de los más emocionantes.
Saltó a la cancha el América primero, y se formó enseguida para hacer el "paseíllo" al Toluca.
Este es un tema más que platicado por los distintos medios de comunicación deportivos, pero creo que se les escapa un punto central: cómo nacen las tradiciones. En España se trata de una costumbre que cada vez que un equipo ha logrado el campeonato, cuando ya ningún otro equipo, aun ganando todos los partidos, pueda superarlo, el siguiente equipo al que se enfrenten les haga el paseíllo. Como no hay liguilla, o sea un torneo corto donde compiten los mejores del torneo (se supone), el paseíllo lo puede hacer cualquier equipo. Hace unos años tocó que el Barcelona se lo hiciera al Real Madrid en el Camp Nou. En ese entonces los aficionados del Barcelona le dieron la espalda al campo negándose a reconocer al campeón.
Pero resulta extraño los esforzados intentos de la directiva del América, Michel Bauer y los recién llegados, por instaurar esta "tradición". Si bien cuentan con el apoyo de Televisa y de la mayoría de las opiniones de los comentaristas de dicha empresa también son favorables a dicha acción, parece que los demás equipos no la apoyan, dejando al América como el único equipo que ha de ofrecer dicho acto de respeto.
Pero hay grandes diferencias, no tiene la solemnidad del español, los jugadores se prestan a los deseos de la directiva sin la mínima convicción, hecho que se notaba desde mi posición en la zona general.
Después del flojo homenaje, ambos equipos se reunieron en el centro de la cancha para saludar a los ahí presentes, abucheos y aplausos para cada uno de los dos equipos, según su turno.
Si bien se trata de actos meramente rituales, no cabe duda que, a excepción del paseíllo, la gente está acostumbrada a los actos "solemnes" del partido de futbol, la presentación, la foto, el saludo, hasta los árbitros calentando o vigilando la optima calidad de la cancha y las porterías, son parte del ritual de ir a ver futbol.
El partido se vive distinto a si se ve o si se está en el estadio, siempre lo he dicho. El calor estuvo presente todo el encuentro, y el gol tempranero de Santana sumió a la mayoría del estadio, aunque avivó a la Perra Brava, que asistió en gran número al Azteca.
Los goles, cuatro en el primer tiempo, el segundo tiempo y un final desangelado dejó un buen promedio para el equipo local que ya había acostumbrado a su afición a verlo jugar para perder. Si bien no ganó, tampoco perdió, hecho que no puede más que agradecérsele al América.
Sí, este es el primer partido de los diecisiete que jugará el América en este Clausura 2009, el primero de todos sus juegos como local que iré a ver, así que este tan sólo es el comienzo de la larga letanía que significa ir a ver un equipo al que no apoyas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario