Sé que probablemente esta entrada sea tachada de ridícula, pero no puedo evitarlo. Así lo viví. Así me pasa, así ocurre. El sábado (de hecho hasta hoy) fue uno de los peores días de mi vida. Sí, resulta que irle al Cruz Azul es una maldición. Ahí se reafirma la frase Kundera, el amor, los sentimientos están fuera de nuestra voluntad. No puedo, por más que me hagan sufrir cada vez que se enfrentan con el América (desde el 2003) , el Toluca o equipos que llevan más o menos un buen paso, mi equipo sufre.
Por si fuera poco, no sólo se trata de haber perdido, sino que haya sido 3-1, con un penal dudoso como la única meta alcanzada durante el partido. Además, tengo varios conocidos americanistas que se encargan de subrayar, de darle crédito al famoso estereotipo de que son gente odiosa. Pues sí. A los que conozco, por desagracia, se han encargado de porque no le voy al América.
Pero más allá de los americanistas (a los que siempre se puede ignorar) está el hecho de la actitud ante la derrota. El fin de semana, el sábado por la mañana, estuve viendo el partido Manchester United - Liverpool. Sí, perdió el equipo de Ronaldo, pero qué manera de perder. A pesar de lo abultado del marcador, y que el único gol que anotaron los diablos fue de penal, dudoso también; jamás dejaron de llegar al marco, si no era Tevez era Rooney, era Verbatov. Se trata de actitud, de como se enfrentan las adversidades, si se quiere caer luchando o si se reciben los golpes sin más chiste que actuar como costal de box. Es increíble que no se sientan impotentes ante la derrota. Recuerdo haber asistido a un partido así, América - Cruz Azul, perdimos aquella vez 2-3, pero recuerdo también ver en la cancha a hombres muriéndose ahí, a Aarón Galindo (en su ultimo partido con el público) regañando, peleando , animando a sus compañeros para que sacaran adelante al equipo al partido, a la gente.
Creo que sobre el partido no puedo decir nada más: se jugó mal, con miedo, desesperación; si bien al inicio hubo iniciativa esta se perdió conforme, a pesar de la cacofonía, se perdía el partido.
Por mi parte sólo me queda guardar el luto, seguir sintiendo la ira por tener un equipo bueno, jugando mal, sin corazón (robando una frase de comentaristas de futbol) Como una aficionada más, común y corriente me resta seguir sintiendo pena por mi equipo, al que quiero a pesar de mi misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario